Entrevista realitzada per en Paco Mercadal i publicada a la revista del club 2020/21.
Buenos días Pedro: Gracias por tu deferencia en recibirnos.
En primer lugar, podrías hacernos un breve resumen de tu primer hábitat y de tus inicios deportivos en tu tierra
Soy oriundo de Deba, Gipúzkoa (17-09-1945). Mi padre ya fue jugador de fútbol y pelotari. Yo seguí su estela y empecé jugando en los juveniles del CD Elgoibar, mientras estudiaba y trabajaba en la misma empresa que mi padre, llamada “Estarta y Ecenarro SA” de fabricación de las conocidas máquinas de coser “Sigma”. Fui seleccionado para la selección de Guipúzcoa juvenil. Después pasé al equipo amateur.
Al final de este proceso, fui requerido para jugar, creo que fue en 1963, ya como profesional, en el Ourense, hecho que disgustó a mi padre, que no creía que pudiera hacer carrera en el fútbol, teniendo trabajo asegurado en la empresa en la que habíamos trabajado juntos. Después vino la mili que realicé en Donosti. Durante el servicio militar jugué en el CD Motrico de 3ª división.
En la temporada 1968/69 mi hermano me presentó a la sobrina del presidente del Gimnàstic de Tarragona, hice una prueba y me aceptaron. Firmé por el Nàstic y quedamos subcampeones. En la siguiente, en la pretemporada me lesioné en una rodilla rompiéndome la tríada, me operaron en Barcelona y me perdí todo el año. Tenía problemas para cobrar lo que se me debía en el Nàstic. Finalmente me pagaron todo lo estipulado y la temporada 1970/71 fiché por el Tortosa.
¿Cuándo y cómo fue tu venida a Menorca?
Mi representante me propuso la posibilidad de jugar en Menorca donde, según él, podría realizar una buena labor con mi experiencia acumulada durante todos estos años.
¿En qué equipos jugaste en tu etapa de jugador en Menorca?
Me decidí y en noviembre de 1971 recalé en el Ciutadella donde jugué una temporada, para ir la siguiente al Caudal de Mieres (Asturias). Vuelta a Ciutadella donde jugué dos temporadas y finalmente fiché por el Sporting Mahonés.
¿Cómo fue tu decisión de dedicarte a entrenar, después de tu ciclo como jugador?
La afición y el gusanillo del fútbol no me había abandonado. Creía que después de todos estos años de jugar, entrenar y escuchar a buenos entrenadores tenía los suficientes conocimientos para intentar trasmitirlos a los jóvenes que practicaban por los campos menorquines.
¿Aparte del CE Alaior, a que equipos entrenaste en Menorca?
Creo que entrené a la mayoría de equipos: At. Ciutadella, Isleño, UD Seislán (con ascenso a 3ª), Sporting Mahonés, Sant Lluís y At. Ciutadella (juvenil de la división de honor donde obtuvimos un meritorio 6º puesto).
¿Saliste a entrenar fuera de la isla?
Sí, fui llamado a entrenar el Eivissa, en donde que estuve las temporadas 1989-90-91.
Si no me equivoco, al CE Alaior lo entrenaste en tres ocasiones. ¿Cómo defines tu estancia en nuestra ciudad?
La recuerdo con cariño, ya que siempre fui muy bien acogido. Coincidí con cuatro presidentes: Tòfol Vinent, Lorenzo Janer, Bernardo Pons Casals y Antoni Marquès. De todos ellos guardo un recuerdo imborrable por su buen hacer, su educación en los momentos difíciles y su dedicación al Club, que era modélica.
Además la inmensa mayoría de los jugadores con los que estuve se portaron muy bien, acorde con la afición que, en tiempos buenos y no tan buenos siempre estuvo al lado del equipo. Hasta me trasladé durante un año a vivir a Alaior para estar más cerca del equipo. De estas etapas me queda el placer de haber hecho buenas amistades.
Estas tres etapas, fueron diferentes en cuanto a la exigencia clasificatoria?
Sí, fueron tres etapas con unos objetivos diferentes. En la primera teníamos un gran equipo que rozó el playoff de ascenso.
En la segunda aspirábamos a no tener problemas clasificatorios y lo conseguimos.
En la tercera el objetivo era más modesto ya que aspirábamos a salvar la categoría. En una temporada muy difícil y faltando seis partidos estábamos a doce puntos de la salvación. Nos pusimos el mono de trabajo y sin perder ninguno de los últimos seis partidos logramos la salvación en el último momento, en Los Pinos ante el Sóller, con un gol de Pedro Palliser. Fue una auténtica explosión de alegría
Una vez acabada tu etapa deportiva, decidiste quedar a vivir en Menorca. ¿Cuál fue el motivo de la decisión de residir definitivamente en nuestra isla?
Pues simplemente que me encuentro en esta tierra estupendamente. La considero ya casi como mi primera casa. Además mi esposa es menorquina y mis hijos también.
¿Añoras, de algún modo tu tierra, piensas en volver?
Ya te he dicho que me encuentro perfectamente en Menorca, aunque el “txoko” no se olvida nunca. Cada año viajamos a Euskadi, a visitar a familiares y amigos. “Mi tierra” es una buena tierra.
Esta entrevista ha sido un buen ejercicio de recordatorio de unos buenos tiempos que se recuerdan con afecto.
Gracias por tu amabilidad, Pedro.